Templeton: Hmm. No me convence eso de que destruir una máquina haga que todo vuelva a la normalidad.
Mitchell: Deja de ponerlo en duda. Nos hemos metido con cosas que ni siquiera comprendemos pero al final nos hemos salido con la nuestra. Vayamos a jugar en la nieve.
Templeton: A ver, quiero decir, si haces explotar un tostador, tu tostada no vuelve a ser pan de molde ¿cierto?
Becky: Templeton, ¡Shh!
Templeton: Y si haces explotar una vaca, eso no hace que el queso deje de existir. ¡Simplemente no tiene sentido!
La Inercia Ontológica es la tendencia que tienen las cosas de continuar siendo cosas. Las cosas, en general, siguen existiendo incluso cuando no las estamos mirando.
Los escritores a menudo olvidan o ignoran este detalle y asumen que el creador de algo, mantiene algún tipo de vínculo existencial con lo que ha creado. Esto significa que si se destruye al creador, es "simplemente natural" que su creación desaparezca de la existencia, o preferiblemente que explote. Cualquier daño o maldición hecho por el Gran Villano desaparece cuando es derrotado, resultando instantáneamente en rayos de luz, pájaros y pequeñas florecillas. (Hay que tener en cuenta que este vínculo ontológico es justamente el que ocurre en muchos cuentos e historias de hadas.)
Hay ciertas situaciones en las que esto está justificado. Los programas de ordenador por poner un ejemplo, dejan de funcionar si el hardware en el que funcionan se apaga e incluso pueden volver a un estado de fábrica bajo ciertas condiciones. La magia normalmente carece de Inercia Ontológica, bajo la premisa de que ha de ser usada de forma continua para contrarrestar el orden natural de las cosas. Cesar ese esfuerzo haría que las cosas retornasen a su forma original. A veces la magia carece de Inercia Ontológica ya que los hechizos son contratos (con espíritus, dioses, demonios,etc) y la muerte del hechicero anula el contrato.
En otras situaciones es aún más descarado, como el popular Jefe Muro de Carga o un veneno/enfermedad que no solo deja de producir mas daños cuando se cura, si no que también desaparecen las heridas ya infligidas. Una versión más sutil es el Rey Pescador, cuya salud refleja el estado de su reino.
Este tropo puede considerarse como necesario para el género en obras más idealistas, ya que tener que lidiar con el daño que ha dejado atrás el Gran Villano o el Monstruo de la Semana, puede convertir un Final Feliz en uno depresivo al darse cuenta de la cantidad de trabajo necesario para que el mundo vuelva a la normalidad. Vease el No Holocausto de Endor para el ejemplo extremo de esto.
De forma similar, Esta Era Su Verdadera Forma es este tropo pero aplicado a un cambiaformas o cualquier realidad que haya sido transformada por un encantamiento de hadas. Este es un tipo de Botón de Reseteo. Destrucción es Igual a Botón de Apagado es posiblemente un subtropo. Un Ejército de Piedra Angular que es manejado por algún tipo de Reina de Enjambre también emplea este tropo.
Compárese con Fallo Existencial Crítico, cuando algo no tiene un punto intermedio entre funcionar perfectamente y estar completamente destruido, y con ¿Que Pasó con el Ratón?, donde no solo algo desaparece, sino que el autor no da ni un indicio de como ha ocurrido. Contrástese con Inercia de Fuera de Camara. Vease también Activos Líquidos e Inercia No Inmortal (aunque están mas relacionados con la Fuerza Vital, aún representan un estado que puede ser fácilmente restaurado a la "normalidad").
No confundir con El Status Quo es Dios, dónde la vuelta a la normalidad ocurre fuera de pantalla y jamás se llega a dar una explicación.
